Ha llegado septiembre, el mes que muchos padres temen, y esperan con ansia a la vez.
En junio todos estamos deseando que llegue el verano y las vacaciones, pero a finales de agosto sólo pensamos en que vuelva de nuevo la rutina, porque (y hablo a modo personal) está genial eso de vivir sin horarios ni cosas por hacer, pero si todos los miembros de la familia vamos a la par, pues cuando los peques tienen vacaciones y los papis trabajan, la logística familiar se vuelve un poco caótica.
Inés sólo tuvo un mes de vacaciones en la guarde, que entre unas cosas y otras se le pasó volando, pero a Álvaro el verano ya se le hacía largo, y las últimas semanas estaba tan nervioso que no se aguantaba ni él. Es un niño muy intenso, tanto para bien, como para mal, y necesita rutinas y orden, más que lo puedan necesitar otros niños (posiblemente su hermana, por ejemplo).
El caso es que Septiembre ha llegado y con él grandes cambios, como su incorporación a primaria. ¿Cuantos de vosotros estáis este año como nosotros? Pensando que parece que era ayer cuando nacieron, y ahora los tenemos cada vez más mayores. Estaba muy nervioso, y el cambio ha sido importante, pero parece que le está gustando mucho esta nueva época, pues vuelve a casa orgulloso de todo lo que está aprendiendo, de las nuevas responsabilidades que les dan en el aula…
A Inés la vuelta se le ha hecho también algo dura, los primeros días me decía «no gusta guarde», pero ahora por suerte ya vuelve a ir muy contenta. Pero claro, eso no quita para que esté super mimosa, y pida muchos brazos, tenga super mamitis, y por las noches esté durmiendo regular.
Posiblemente algunos estéis pasando por esta etapa por primera vez, y quería aprovechar este post para enviaros calma y deciros que todo pasa. Es probable que sea un mes caótico, que os sintáis mal por no poder estar todo el día con vuestros peques, que se os parta el alma al dejarlos llorando…pero os aseguro que antes de que os deis cuenta, ellos entrarán corriendo al cole o centro infantil, os dirán adiós, e incluso se olvidarán de vuestro beso de despedida.
Es normal que ahora se sientan desorientados y nerviosos, no saben lo que ocurre, todavía no tienen la certeza de que vayáis a volver a por ellos, y aunque tengan un montón de juguetes y cosas chulas a su alrededor que les ayuden a divertirse y distraerse, echan de menos a sus papás, o a esas personas cercanas con las que hasta ahora pasaban la mayor parte de su tiempo. Es normal que al veros lloren, que estén más mimosos, que no quieran comer como siempre, que se enfaden más fácil, o que duerman peor, este es un cambio importante es su vida y ellos no pueden expresar su incertidumbre de otro modo, así que paciencia y muchos mimos.
Sé que vosotros también estáis nerviosos, pero al final, como siempre digo, los adultos somos nosotros, y los niños buscan la calma en nuestros brazos, así que este mes priorizar las palabras «mimos» y «empatía», pues estas serán vuestras mejores aliadas, y veréis como muy pronto vendrán tiempos mejores.
Todo pasa y todo llega, pero como dice mi hijo, lo bueno pasa muy rápido y lo malo o complicado se hace muy largo…Octubre será mucho mejor, y en noviembre veréis como me estáis contando que vuestros peques ya están totalmente adaptados.
Recordar además que hace unos meses estuvisteis días dando vueltas a la elección del centro infantil al que vuestro peque iba a asistir, y si decidisteis que fuera al que va ahora, fue por algo. Confiar en vuestras razones, y en los profesionales que se encargan de vuestros peques, además os contaré algo, muchos de ellos también son padres, y están pasando por lo mismo que vosotros en estos días, así que todavía tratarán a vuestros peques con más cariño porque saben perfectamente como se sienten y la cantidad de sentimientos a los que os estáis enfrentando vosotros.
Y ante todo, como os decía antes, calma y paciencia. Estos días a mí me ha dado por pensar que al final, esas cosas que en ocasiones me hacen estresarme (como por ejemplo esos lloros a las 2 de la mañana, o ese «mamá ven» repetido unas 500 veces al día) dentro de unos años, me harán emocionarme, cuando vea a mis hijos con sus amigos adolescentes, o con su propia familia. Nunca seremos tan importantes para ellos como lo somos ahora, nunca, y este vínculo tan fuerte que ahora tenemos, seguirá ahí, pero cambiará su forma y su intensidad y nunca volverá a ser así.
Me da vértigo pensarlo, pero no puedo parar el tiempo ni hacer que el mundo deje de girar, sólo puedo disfrutarlo aquí y ahora, y decirle a mi cerebro que grabe a fuego esas imágenes, esas miradas, y esos sentimientos, porque aceptaré que puedan irse, pero nunca aceptaré olvidarlos.
Este curso me he propuesto una vez más, pasar tiempo en exclusiva con ellos por las tardes, tiempo de juego y de grandes momentos; y además dedicar una tarde en exclusiva a cada uno, porque también necesitan su tiempo individual. También quiero tener presente el autocuidado y el tiempo en pareja, por eso mi marido y yo nos hemos apuntado juntos a spinning. Vamos a ir un día a la semana, pero por lo menos haremos deporte y podremos hablar tranquilamente aunque sólo sean los diez minutos que dura el trayecto en coche 🙂
Tiempo juntos y momentos, esos son mis objetivos este curso, y sin duda, los que también ayudarán a superar sin problemas este mes de septiembre y todos los que están por venir.
Elena Ortiz says:
Fabuloso post María sobre la adaptación, ya no solo de los más peques de la casa, si no de los papás también.
El proponerse pasar tiempo en pareja también ayuda mucho a llevar la rutina del día a día y esta nueva adaptación para muchos.
Como siempre, gracias por tus sabios consejos y palabras.
María Requelme Calvo says:
Gracias Elena. Son todos importantes, tanto el tiempo para nosotros, como el tiempo en pareja y el tiempo en exclusiva con los peques, importantísimos para disfrutar unos de otros y llevar las adaptaciones del mejor modo posible 🙂