Primer año de bimaternidad: sobreviviendo, que no es poco (pero siendo muy feliz) 6 años ago

Si echo la vista atrás, me parece increíble que ya haya pasado un año del nacimiento de Inés.

El día de su cumple una seguidora del blog me decía que todavía recordaba cuando escribía este post y os contaba que estábamos buscando un hermanito para Álvaro, pero no llegaba. Aquel tiempo se me hizo eterno, los meses eran largos, y aunque era feliz sentía que me faltaba algo, no podía evitar sentirme tremendamente triste por desearlo con tantas fuerzas y no poder conseguirlo. Y ahora, ese algo se ha convertido en uno de los pilares de mi vida, y se llama Inés.

 

 

Mi bimaternidad ha tenido dos partes, la de antes de volver al trabajo y la de después. Estar en casa con los dos ya era algo caótico, pues con un bebé no queda tiempo para nada, y evidentemente un niño de 5 años también necesita muchísima atención; pero la vuelta al trabajo ya ha sido la guinda del pastel. Antes de trabajar aún podía hacer algo de deporte, leer algún libro, o tener un mínimo de tiempo para sentarme en el sofá; pero desde septiembre no me queda tiempo para nada…

  • Llevo meses sin correr, estoy ahora en peor forma que dos o tres meses después de dar a luz,
  • Voy un día a la semana a spinning y aún así muchas veces ni siquiera me puedo escapar,
  • Pongo lavadoras sin parar, porque aún no ha terminado una y ya tengo el cubo lleno de nuevo para la siguiente,
  • Me paso parte del día recogiendo, para que un segundo después todo esté más desordenado si cabe,
  • Si pretendo hacer algo mío (por ejemplo sacar adelante esta web) tiene que ser a costa de hora de sueño perdidas,
  • Y además siento que el tiempo vuela… Me doy cuenta de que acuesto a mi hijo y muchos días, no he tenido ni siquiera 5 minutos para sentarme a hablar con él acerca de cómo le ha ido el día.

 

 

Me prometo a mí misma que al día siguiente será diferente, pero por unas cosas u otras pronto vuelve a ocurrir lo mismo, y sólo nos queda tiempo de disfrutar en familia los días que no trabajamos, o los fines de semana, que son los que exprimimos al máximo. Inés viene conmigo a la escuela infantil, y por tanto pasamos mucho tiempo al día juntas; pero con Álvaro siento que el tiempo se me escapa; quiero tirarme en el suelo a jugar con él y muchas veces no puedo hacerlo.

  • Por las noches tengo miedo, porque sé cuando me acuesto, pero no sé si conseguiré dormir 4 horas seguidas o 4 minutos… (¿te suena, verdad?)
  • Muchos días casi ni ceno, por tanto cansancio acumulado. Hice un plan de dieta sana que cumplí hasta el momento en el que volví a trabajar…
  • Y así podría enumerar millones y millones de cosas, pero estoy segura de que tú también

 

 

Me fastidia vivir en este pequeño caos, pero ahora mismo, no tenemos otra posibilidad: necesitamos trabajar para vivir, y si trabajamos tenemos poco tiempo para lo demás.

Visto así se podría decir que mi vida ahora mismo es caótica, y sí, es una de las palabras que utilizaría para describirla si tuviera varias opciones; pero si sólo pudiera utilizar una palabra, sin duda sería feliz: plenamente feliz; porque vivo estresada la mayor parte del tiempo, porque me gustaría hacer mil cosas al día y con suerte llego a hacer una (si puedo hacer una, y además ducharme tranquilamente, ya el día es la bomba), pero mis hijos son lo mejor del mundo, y la llegada de Inés ha sido sin duda clave para hacernos todavía más felices.

Estoy más que agradecida de este año tan bonito que he podido pasar, que ha sido caótico sí, pero también precioso; porque se me cae la baba de ver a mis hijos juntos; porque si además los veo jugando con mi marido ya es increíble. Estoy agradecida por los 20 meses que tardé en quedarme embarazada, porque una terapeuta estupenda me ayudó a sacar la mejor parte de mí misma, porque descubrí cosas mías que ni siquiera conocía; porque aprendí a disfrutar de la vida al máximo, porque me propuse retos increíbles y los conseguí, porque por fin me dejó de importar de verdad lo que los demás pensaban de mí, porque la vida me recompensó esos meses de «sufrimiento» con el mejor regalo que podía haberme hecho: mi pequeña Inés; porque en este tiempo me he vuelto a enamorar (de mi marido, sí, porque el nacimiento de Inés nos ha hecho estar todavía mejor que antes, a pesar de tener menos tiempo que nunca) y porque aunque parezca mentira, me encuentro en el momento más bonito de los últimos años.

 

 

Porque mis hijos han revolucionado mi vida; porque antes de ellos era un «ente» que se pasaba la mayor parte del día viendo la tele en el sofá; y ahora soy una mujer llena de inquietudes, retos, sueños, ilusiones, y con unas ganas enormes de ser feliz y de disfrutar de mi familia.

Mis hijos han puesto mi vida patas arriba, pero me han hecho la mujer más feliz del mundo, y a pesar de no poder disfrutar de ellos todo el tiempo que me gustaría, sé que saben que les quiero con locura y que aprovecharé cada segundo que tenga disponible para disfrutar con ellos, porque quiero llenar mi vida y la suya de momentos especiales, que al fin y al cabo, como siempre digo, serán lo único que nos podremos llevar con nosotros cuando ya no estemos aquí.

Así que resumiendo mi primer año de maternidad…: ha sido una locura, pero la locura más feliz de mi vida.

 

 

 

 

 

This entry has 4 replies

Hola María.

Todo lo que cuentas me suena.

Hace 8 años me convertí en padre de tres y te aseguro que si con dos el caos era total con uno más puede ser aún mayor.

Pero no he sido tan feliz en ningún otro momento de mi vida y como te ocurre a ti, también ha mejorado mucho la relación con mi pareja, que ya era muy buena.

Los hijos nos hacen ser mejores personas.

Un saludo,

José María

Muchas gracias por tu comentario José María; ya imagino que cada hijo que sumamos a la familia trae un poquito más de caos; pero también un poquito más de felicidad. Y estoy de acuerdo contigo completamente, los hijos nos hacen ser mejores personas.

Un abrazo!

Deja aquí tu comentario